martes, 30 de septiembre de 2014

El parecido a la realidad, es solo el invento para una buena historia.

Día, “¡Oh bendito!” Día, he aquí el dilema. Desperté queriendo ir a la escuela, no me importa mucho el qué dirán, ya sé que historia inventar, pero pensándolo bien, ni siquiera es un invento, es mucho más real, sé que sucedió. No del todo pero sucedió en su mayoría.
Mientras me arreglaba y pasaban las horas en mi casa, no tenía el pensamiento de que en verdad iba a ir, simplemente podría ser que llegando me dieran ganas de asistir. Todo fue normal, llevaba mi lectura del día, etc… Llegué y dije ¿Por qué no asisto? Y así fue. Llegué buscando al tutor, coordinador para hablar de mi situación, como si en verdad hubiera pasado y como si en verdad me interesara no perder el semestre. No los encontré a ninguno de los dos, la hora que los busqué tampoco fue apropiada, sabía que no los hallaría, sin embargo quería mentirme de que hacía algo bueno. Entre vueltas y vueltas dije: ¡Me voy! Y me fui caminando a mi trayecto de los días pasados…
Me topé con el auditorio donde había una exposición de arte. Al parecer no había nadie, eso rápido llamo mi atención. Llene unos papeles y me dispuse a ver la galería. Eran buenas esculturas, así como fotos. Me lleno, en verdad me hizo sentir muy cool, no puedo describir qué vi y qué sentí, sin embargo puedo decir que saliendo de ahí volví con ganas a querer rescatar mi situación.
Volví, me di cuenta de la hora. Encontraría a algunos de mis “compañeros” riéndose en el pasillo, contando anécdotas del día siguiente y sé que muchos se extrañarán en verme. ¡Total! Qué más puedo perder… Acercándome ya al salón, salude a algunos. No me producía nada bueno el hacerlo. Estaba mi viejo amigo, el único con el que podía hablar tranquilamente y al que debí mentirle para no perderlo (es una lástima). Platicamos, me puso al tanto y me fui a estudiar, sabía que había examen ese día así que no perdí más el tiempo. Llego la señora, que no del todo me cae muy bien, debo de admitirlo, es tan buena y tan amable que eso me produce miedo. A la vez es tan misteriosa que eso es lo que no soporto. Me saludó, pregunto cómo me fue, las preguntas que yo ya había pensado que me harían y procuré abordar un poco el tema. Conversamos, se acercó otra chava, que desde los primeros días me hizo una cara fatal, pero esta vez se “preocupo” del por qué no había asistido, supuse rápido que era parte del chisme.
Todo parecía ir “normal”, como si tan solo hubiera pasado un fin de semana. Las cosas llevaban el mismo curso, al menos así lo creía. Termine el examen, salí a buscar a los coordinadores, no hubo respuesta de ninguno, pero vi a lo lejos a mi pequeño amigo que de semanas atrás, nos conocimos curiosamente, preguntándome por mi mochila. Platicamos un rato, me contó lo desagradable que es su vida, sé que no estoy en posición para decirlo, pero un tipo como él, será buena persona y amable, pero el estilo de vida al menos yo sé que es desagradable, sin mencionar que para sus “problemas” su novia la “interesada” ya no lo quería. 
Era hora de la siguiente clase, todos entraron. Debo decir que a mí la clase de "jdjdsk" no me gusta y tuve la “fortuna” de tomarla este semestre otra vez, pero con un profesor que más que darme ganas, me da hueva. Este guapo, pero esta no se la perdono. “BLAH, BLAH, BLAH” eso es lo que pasa por mi mente, veo como fluye todo y nadie me habla, tampoco hago el mínimo esfuerzo por hacer contacto visual con alguien. Todo me parece vacío y frívolo. No sé por qué regrese, en verdad no me gusta, quise hacer las cosas bien, pero no quiero. El caos es para mí, como lo soy yo para el: Necesario.
Se acaba la clase, voy con el profesor a mencionarle que había faltado, que perdí el derecho a examen y que tenía una muy buena historia a mi respaldo, su contestación fue la del típico profesor que sabe hacer su trabajo: “Primero tráeme el justificante y luego veremos”. Sin más preámbulos eso desato mi soledad, sé que estaba en lo correcto, pero no quería enseñarle nada. Sabía que ese era el último día en que lo quería volver a ver. Asentí con la cabeza y fui a recoger mis cosas.

Pensaba que de todo el día, él chico que había conocido días atrás me hablaría y no lo hizo, me reprimía el solo pensarlo. ¿Iba a la escuela, solo para llamar la atención de un chavo? ¡Que absurdo suena eso! Sin embargo sé que también me molesto su indiferencia. No sé hablo más, no iba a regresar. Un día dónde el comienzo de la semana era el final de mis días. 


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