Martes
No te cases ni te embargues.
Ya había pensado que estos días tenían algo
de especiales, en mi trayecto a la escuela siempre ocurría algo que hasta
llegar a casa analizaba. Hoy no era la excepción. La verdad es que hoy es un
día muy sombrío para mí. Me levanté con un ánimo de la chingada, me sentía
bastante cansada y no entendía el por qué si me había acostado a las 11:30 pm para
después levantarme a las 9 am. En fin, todo parecía ir normal hasta que un
mensaje sucumbió mi calma, derrumbándome así en el piso de mi cuarto. Lloré y
lloré, preguntando el porqué de mis acciones, decisiones y sobre todo
intuiciones. Todo ese lloriqueo paró a la 1 pm, dónde percatándome de la hora,
decidí que era tiempo de alistarme para salir.
Llame a un taxi para llevarme a la siguiente
parada, que me llevaría a la siguiente parada, que me llevaría destino a la
escuela. Esperé 15 minutos en lo que llegaba, me sentía bastante cansada, no
quería asistir como todos los días en este último mes. Subí al taxi,
acomodándome en el lugar del medio (un lugar que no es agradable). Mientras
íbamos, primero que nada el conductor me sorprendió, era un pocho con la
apariencia más mexicana posible, al su lado iba una señora, que al parecer, por
lo que platicaba tenía conocimientos básicos de su país. Atrás le seguí otra
señora, que con problemas en el habla, se hacía entender y todavía en la parte
de atrás, a mis espaldas, señores que por error tomaron el taxi (eso lo íbamos
a saber hasta el final). Los 2 personajes que iban al frente y la de atrás,
hicieron de mi camino ameno. Iban platicando sobre los problemas de la ciudad,
la creación de puentes, caminos, sucursales y otras cosas sin sentido de las
cuales el gobierno invierte para que digan que hicieron algo. El chofer y la
señora de atrás se parecían en sus opiniones, gente que habla y no hace nada,
incluso la señora de atrás mantuvo dicho esto, como por unas 3 veces, cosa de
la cual no debería sentirse orgullosa. En cambio el personaje al lado del
chofer, ella defendía que debía hacer algo por nosotros, que el tener un título
no nos hacía mejores y en efecto, en estos días cualquier chango obtiene un
título y lo ves ahí vagando. (Sin meterme tanto en este tema, ya habrá tiempo
para analizarlo). Pero este sermón o discurso que iba dirigido para todas las
personas del taxi, no concluyó satisfactoriamente, ya que en la sig. Parada se
habría de bajar este pequeño personaje de cabellera roja.
Después de eso hubo un silencio total, hasta
que las personas atrás de mí empezaron a renegar que el taxi iba por mal rumbo,
se tardaba demasiado, etc… Cosa que era culpa de ellos ya que nunca preguntaron
por donde pasaba, solo se subieron a “la mala”.
Todo el camino iba pensando en
mi educación, en los estudiantes, en los movimientos que hay en el centro del
país, en mi universidad… Pero ¡oh! Sorpresa, he de bajarme en la siguiente parada,
dejando atrás esos pensamientos para sistematizarme con otros…
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